domingo, 27 de abril de 2008

Geografía del amor

He descubierto que mis relaciones amorosas están llenas de accidentes...geográficos.
Paso de ríos de llanto a montañas de felicidad, y me aburro absolutamente cuando llego a una llanura en una relación.
Obviamente, prefiero las montañas...pero cuando uno sube a la cima...ya no queda otra que un camino de regreso en picada, o una bajada menos abrupta, pero que llega a un valle, y de ahí al aburrimiento

Ayer conversábamos con un amigo acerca de nuestras relaciones mas “accidentadas” siguiendo la analogía, y coincidimos en que fueron las mejores...paradójicamente, las que más nos hicieron sufrir, también fueron aquellas en las que amamos más profundamente, y que nos llevó del Everest a la Fosa de las Marianas sin escalas...con todas las consecuencias que se puedan imaginar!

Será esto lo que nos convierte en adictos a las emociones fuertes? Será que después no podemos conformarnos con una relación tranquila? Nuestra felicidad necesita de la droga de la adrenalina para seguir viva y no anquilosarse en una relación?

No suena lógico. Las relaciones emocionantes son efímeras, eso es seguro. Nadie sobrevive a tanto cambio de felicidad a depresión, de amor a odio, de endiosamiento a decepción...menos si todo el tiempo se repiten las mismas emociones...

El problema es que también disfrutamos de las relaciones “reales”: aquellas que tienen sus problemas, pero que se mantienen en niveles mucho más normales...son solo momentos buenos y momentos malos, pero los accidentes geográficos no son pronunciados...y esas son las que duran...pero cuando pensamos en nuestro “gran amor”, indefectiblemente pensamos en las relaciones más difíciles...y ahí nos pica nuevamente el bichito del cambio

Es siempre lo mismo: las novelas mexicanas, los cuentos rosas de Cenicienta y el Príncipe Encantado, la Bella Durmiente, hasta Shrek!!! Todo nos enseña que el verdadero amor es aquel complicado, por el que hay que luchar hasta el final, que tiene los peores momentos...y entonces lo seguimos buscando

Para que conformarnos con aquel que simplemente esté cuando lo necesitamos, nos quiera...si podemos complicarnos la vida buscando al que nos haga sufrir??

Me parece que voy a dejar los accidentes geográficos para las vacaciones...estoy empezando a enamorarme de la llanura pampeana!!!

sábado, 19 de abril de 2008

Mis tres patas

Cada uno es arquitecto de su propio destino. Y como el destino es el que construye la vida misma, siempre imaginé mi vida como un gran edificio sostenido por tres columnas: el amor, la salud, y la parte económica y profesional.

Obviamente esas tres columnas están muy bien apoyadas sobre los afectos de toda la vida, esos que no cambian si me enamoro o no, si estoy sola, en pareja o en un período de descontrol total: los amigos y la familia.

Bueno, hasta ahí mi construcción venía bien. Buena base, columnas...así que ahí encima empecé a apilar pisos. Al principio eran pocos, y las columnas resistían perfectamente...pero los años van agregando pisos y con esto más peso a las columnas...que empezaron a debilitarse...

Entonces, para no perder el equilibrio, siempre sobrecargo una columna cuando alguna otra se debilita.

Si me quedo sin amor, en seguida pongo todas mis energías en el trabajo, me aturdo, cargo a la otra columna...y ahí como en todo desequilibrio, la salud empieza a decir aquí estoy...y tengo que correr a salvar otra columna! Entonces aflojo con el trabajo...y la columna amor empieza a recordarme que está desmoronada y me tengo que ocupar de construirla nuevamente..

Si tengo problemas económicos o laborales, la columna amor empieza a sentir el peso de mis rabietas, desencantos, problemas y decepciones...y se resquebraja también...entonces, vuelvo a apoyarme en ella, espero que pase el terremoto...y que la salud no se resienta...

Y así corro, toda mi vida emparchando columnas...

Estoy empezando a pensar que no soy buena como arquitecta, debería pedir ayuda profesional. Por ejemplo, a mis amigos que supieron construir una torre gigante sobre una sola columna: la familia, o el trabajo...pero solo una. Entonces lo demás es secundario, y su mundo difícilmente se tambalee...solo se abocan a cuidar Su Pata a cualquier precio...y el edificio sigue en pie.
En su trabajo está todo bien, porque ellos siempre están felices de trabajar, y la empresa está feliz de que lo esté. Jamás se quejan, como quejarse si es su vida?
Y se trata de mis amigos que se apoyan en la pata familia, entonces también están siempre bien: la familia siempre está, y si la pareja no funciona, se buscan una amante y listo.

Ahora vuelvo, me voy a anotar en Arquitectura antes que mi edificio se desmorone...

miércoles, 9 de abril de 2008

Sexo sin amor


Creo que ahora entiendo a los hombres. Bueno, un poco.
Les cuento porqué.

Cuando era adolescente soñaba con casarme con mi primer amor, y que sea para toda la vida. Es decir, era una chica normal. Por eso, pensaba que el sexo era solo por amor...hasta que la ilusión se terminó, pero vino otra etapa: la de descubrir cuan divertido puede ser el sexo cuando no hay sentimientos, compromisos, obligaciones...solo el instinto básico de tomar lo que uno quiere.

Mi problema es que siempre, al final, me enamoro. De ese, o de otro...pero vuelvo al sexo con amor, que definitivamente es mucho más maravilloso...pero tiene su precio.

Ahora, la pregunta del millón es: si es tan divertido el sexo sin amor, por qué lo reemplazo siempre? Será que deja de ser divertido? Y en ese caso, cuando y por qué?

Y LO DESCUBRI!!! El sexo sin amor es divertido cuando uno no necesita amor.

Puede ser que esté cubriendo su cuota de amor con amor al perro, a los hijos, a sí mismo...o al marido! Aunque esa parte nunca la aprendí: cuando me enamoro, me pongo estúpidamente monógama.

Pero sí empecé a entender, un poco, porqué los hombres habitualmente siguen casados, o mantienen relaciones matrimoniales terminadas...siempre y cuando puedan tener sexo sin amor afuera. El combo es perfecto!!. Y ellos no tienen esa malformación genética de la monogamia...

Y claro...como leí hace poco: hay que tener demasiado coraje para poner todo el amor en una sola persona.

Y creo que el coraje se me terminó...
Chicos...me pasan la fórmula???

viernes, 4 de abril de 2008

Disfraces

“No hay disfraz que pueda durante mucho tiempo ocultar el amor donde está, ni fingirlo donde no está” (La Roche-Foucault)

No tengo ninguna autoridad para disentir con Monsieur Francois, pero realmente me parece una visión facilista de las cosas.

Cuantas veces nos enamoramos en la vida? Hay quienes dicen que solo una…yo creo que me enamoré varias veces…o quizá ninguna, dependerá de la interpretación del amor.

Cada vez que me enamoro, nada, ni siquiera nuestro amigo Francois va a convencerme de que las mariposas en la panza, la sonrisa imborrable, la felicidad casi insultante para el resto del mundo es solo un disfraz que está ocultando que ese amor no existe. Entonces EXISTE. ES. ESTÁ.
Se siente, se sufre, se disfruta…y un día se termina. Y a veces lo seguimos buscando, intentando repetir sensaciones, tratando de revivir el fuego.

Pero realmente, el disfraz estaba en un inicio, fingiendo un amor que no existía, o apareció después, tratando de ocultar el que ya no está?
Era amor de verdad, al menos mientras duró? O en verdad estábamos enamorados del amor y no de nosotros mismos? Como saberlo? Es imposible no enamorarse del amor.
Será que el amor tenía que surgir en ese momento, porque estábamos preparados, y nuestro amado fue solo una casualidad, que estaba en el momento justo en el lugar adecuado?

Ay, Francois…acabo de darme cuenta porque odio tanto las fiestas de disfraces…