martes, 22 de enero de 2008

Los muchachos de antes...

Después de tantos años de lucha ininterrumpida, al fin lo logramos: los hombres y las mujeres somos iguales. Y esto recién empieza...

Hoy por hoy, las mujeres...
...preferimos el pantalón a la pollera
...trabajamos tantas horas como ellos o más, y ganamos el mismo salario
...llevamos el auto al mecánico, inclusive entendemos cuando nos hablan de tren delantero y juntas homocinéticas
...ya hay mujeres árbitros de fútbol
...y hasta nos gusta el sexo más que a ellos!

Y los hombres de hoy?
...usan crema antiarrugas
...se hacen cirugías estéticas
...cambian pañales
...cocinan mejor que nosotras
...les encanta el shopping y van al supermercado.

Las costumbres cambiaron...pero...las responsabilidades también??

Preferimos el pantalón, pero para conquistarlos, apelamos a la pollera
Trabajamos muchas horas, pero cuando el nene se enferma dejamos todo
Ellos van al súper, pero la lista la hacemos nosotras
Cambian pañales, pero no saben que marca comprar

¿¿No añoran la época en la que nos dejaban pasar primero, nos abrían la puerta del auto (que manejaban ellos) y nunca pagábamos una cena??
Antes no existían los “metrosexuales”...

Vamos a tener que tener cuidado con lo que deseamos: se nos puede hacer realidad.

El camino de la vida

Ollantaytambo. Camino de Machu Picchu a Cuzco. Todos dicen que el Valle Sagrado es un lugar mágico, que invita a la paz y la reflexión, y nada más cierto.

Luego de tantas sensaciones mezcla de asombro, sobrecogimiento, euforia y paz, llegamos a una antigua casona donde funciona un restaurante, alejado del camino, casi escondido.

Estoy sentada en unos escalones de piedra, frente a una barranca florida, un escenario que parece montado de tan perfecto. Enfrente, un río y una montaña tan cercana y empinada que parece avanzar hacia mi. En ese momento me surge un pensamiento: yo podría pasar el resto de mi vida en este lugar...pero...podría?

Como podemos saber si lo deseamos por el contraste con lo que menos nos gusta de nuestra vida actual, o si realmente es lo que queremos?

Como sabremos cual es el lugar en el que el camino de nuestra vida desemboca?

O es que la vida es un camino sin fin, y solo se trata de seguir?

El camino del Inca tiene cada 5 kilómetros lugares de descanso y reaprovisionamiento para el viajero, y cada 30 kms, ciudadelas para vivir, y quedarse o seguir.

Seguiremos siempre como caminantes de paso? O encontraremos nuestra ciudadela en la vida?

Quizá ya la encontramos, solo que el cartel que indica el próximo pueblo resulta tan tentador...