viernes, 27 de noviembre de 2009

Los antes y despues de mi vida

En un almuerzo de chicas empezamos a hablar de los antes y después de nuestra vida.

No necesariamente de aquellas cosas que de alguna manera torcían el rumbo de nuestras vidas, sino de todas las pequeñas cosas que marcaban un momento que íbamos a seguir recordando para siempre, o que nos hacía descubrir algo que teníamos escondido, o simplemente vivir esos flashes de felicidad que generan sonrisas cuando los rememoramos…

Y aquí van algunos de los míos…

Antes y después de…

…conocer el formol para el pelo
…descubrir mi pasión por la escritura, el 14 de Febrero de 2007, exactamente el día que comencé a escribir este blog
…tener por primera vez una cámara de fotos en mis manos
…saber que se puede llorar de felicidad por tanto amor
…descubrir lo doloroso que es llorar de amor por no tenerlo
…saber lo que es vibrar en los brazos de alguien
…darme cuenta cuanta falta me hacía él, en el momento que vi por primera vez Roma
…tener que separarme de alguien a pesar de amarlo con locura
…tener un perro
…reencontrarme con alguien que hacía años que no veía y pasar una noche inolvidable
…descubrir que el amor es el mejor cicatrizante que existe
…esa tarde juntos en Punta del Este que hubiese querido que dure mil años
…conocer a mis amigos del alma, y descubrir cuanto me alegran la vida a diario
…ese viaje a Europa que me entrenó todos los músculos de la cara de tanta sonrisa
…que me desilusionaran por primera vez
…descubrir que el miedo a sufrir es más poderoso que el amor
…subirme por primera vez a un barco a vela
…saber que una noche de pasión que termina en dormir cucharita es muy parecida al amor, aunque solo dure una noche
…decidir despertarme con el canto de los pájaros en vez de la bocina del colectivo
…tener mi primer auto
…vivir sola
…descubrir el sexo sin amor
…encontrar nuevamente el rumbo que había perdido
…encontrar a mi alma gemela
…perderla…

Muchos de esos antes y después surgieron de hechos fortuitos, pero muchos fueron producto de decisiones, equivocadas o no, provocaron dolor o felicidad, cambiaron las cosas para bien o para mal..

Pero de una manera u otra es la suma de esos momentos lo que le da forma a nuestra vida…

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Es posible?

Es posible recordar una charla de hace muchos años como si fuera ayer, aun sin recordar las palabras, pero que el sentimiento de conexión perdure?

Es posible que aún pasado el tiempo, esa conexión se mantenga intacta…por años?

Es posible descubrir que alguien posiblemente pasó hace 25 años mil veces por al lado mío y no lo vi? Será que eso deja algo guardado en el subconsciente y aflora al revivirlo?

Es posible hablar horas y horas con alguien a quien viste dos veces, y querer aún más, como si fuera un amigo de toda la vida?

Es posible saber que es solo eso, que nunca va a ser nada más, y pasar una de esas noches en las que uno recuerda que la felicidad está hecha exactamente de esos pequeños momentos?

Es posible que solo el recuerdo de ese momento genere una sonrisa?

Es posible saber que quizá no se repita, y aún así sentirse feliz por haberlo disfrutado?

Es extraño como funcionan nuestros sentimientos y nuestra mente cuando ambos se ponen de acuerdo para ver el vaso medio lleno.

Y seguramente, ese es el secreto: generar tantos momentos de felicidad que casi se parezcan a una felicidad utópicamente eterna…

Solo hay que dejarlo fluir…

Y ahí sí. Es posible.

.

lunes, 16 de noviembre de 2009

El cuento del príncipe que creía desteñir

Había una vez un príncipe azul que estaba convencido de que desteñía. Su sufrimiento es que cada vez que encontraba una princesa, veía en sus ojos reflejado un príncipe azul, pero, según él, al tiempo esa mirada mostraba un celeste muy desteñido.

Y una y otra vez el príncipe buscaba princesas en las cuales pudiera verse azul, pero indefectiblemente volvía al celeste.

Hasta que una vez, una bruja le dijo que de lo que él se enamoraba era de su propia imagen en los ojos de las princesas, lo que era muy sencillo, porque eso lo libraba de la obligación de comportarse como un príncipe y de tratar a su amor como una princesa, porque, total, los ojos de su amada, siempre le devolvían su visión de un príncipe azul. Pero llegaba el momento en que se daba cuenta que la princesa no era su princesa adorada, porque ya no se veía azul en sus ojos…y corría a buscar otra princesa que lo viera azul.

Pero un día, la bruja, que en realidad era una princesa encubierta, se topó con el príncipe, y el príncipe se vio en sus ojos más azul que nunca…pero descubrió que veía a la princesa más rosa que nunca, y empezó a sospechar que no estaba viendo su reflejo en los ojos de la princesa, sino que se veía tal cual era: con virtudes y defectos, pero azul al fin. Y entonces descubrió que eso implicaba la obligación de seguir siendo azul, un esfuerzo que nunca había hecho en su vida de príncipe.

Y le pasaban cosas raras. Con esta princesa podía ser él mismo, se sentía tranquilo, pero a la vez aterrorizado de que la princesa deje de verlo azul…porque eso significaría que él dejaba de ser azul…

Y empezó a sentir que las verdaderas princesas son tan buenas como los príncipes, ni más ni menos, y eso le dio más miedo aún, porque no estaba acostumbrado, y no podía entender como él, un príncipe, podía admirar a una princesa, y como una princesa admirada por él pudiera admirarlo a él.

Entonces decidió que no podía tomar ese riesgo, y que prefería seguir amando su imagen reflejada en los ojos de otra que amar de verdad y arriesgarse a sufrir.

Y así es como ambos, príncipe y princesa, siguen buscando a su media naranja en la cual puedan ver reflejado el amor, cualquiera sea el color, y se pasan el tiempo tratando de olvidar los colores más lindos que vieron en su vida…

miércoles, 11 de noviembre de 2009

El taladro

Congreso de trabajo. Estrategias de marketing, coaching, targeting, segmentación…De pronto, la frase del día: “Cuando uno compra un taladro, en realidad no quiere un taladro, necesita un agujero en la pared”

Cuantas cosas compramos cuando en realidad necesitamos otras? Típico de mujeres, jamás necesitamos ropa, porque si el objetivo fuera vestirnos tenemos con que…pero tenemos que comprar más.

El tema es que olvidamos el objetivo y nos enfocamos en la herramienta.

Para que dos planchitas? Para que el pelo quede bien, con una basta.

Cuatro pares de zapatos negros?

Veintitres anillos? No tenemos solo 10 dedos?

Obvio, esas serían frases estrictamente masculinas, nosotras tenemos la respuesta para todo: las dos planchitas (vos no entendes nada) son porque una es para el flequillo y la otra para el resto del pelo. Los zapatos negros no son todos iguales! Uno tiene taco alto, el otro también pero es taco chino, el otro tiene el dedo afuera y el cuarto…bueno, ya ni me acuerdo como era.

Tendrá algo que ver esta historia con la forma en la que elegimos a nuestras parejas?

Seguramente necesitamos alguien que nos quiera, que sea caballero, que piense en la pareja como una prioridad en su vida…pero compramos al play boy porque nos parece lindo, y el hecho de que no nos tenga en cuenta lo hace más atractivo…y ahí la pifiamos. No nos acordamos que necesitábamos el agujero en la pared y en lugar de un taladro compramos un pincelito nro 2.

O, por el contrario, compramos al buenito porque estábamos convencidas que queríamos a un hombre bueno como papi, y resulta que terminamos con un aburrimiento mortal, porque nuestra vida no es vida sin adrenalina. Ahí sería como comprar el taladro para pintar la pared…

Y obviamente, lo mismo les pasa a ellos. Quieren una pareja estable, pero salen todos los fines de semana a boliches llenos de señoritas que tienen 15 años menos que ellos, y que de pareja estable la única que conocen es la de la Barbie con Ken. Es como salir a comprar un punzón para hacer un agujero en la pared.

O los que dicen querer una pareja estable, y cuando la encuentran y ya la tienen salen a buscar a la inestable. El de los que cuando llegan con el taladro se dan cuenta que el cuadro se colgaba con un clavito y un martillo.

Seguramente muchos de nosotros compramos el taladro porque estaba en oferta, y después no sabemos que hacer con él. O pensábamos que necesitábamos un agujero y en realidad se arreglaba con un clavo.

Lo peor es que la mayoría de las veces, no pensamos en lo que necesitamos cuando buscamos tener a alguien al lado…y posiblemente esa sea la razón por la cual fracasamos una y otra vez…

O simplemente…no sabemos lo que necesitamos para ser felices…