sábado, 13 de febrero de 2010

Cuanto cuesta

Hay tantas cosas que me costaron mucho en los últimos tiempos…
…entender que se había terminado
…aprender a dormir sola
…dejar de llorar
…disfrutar el amanecer con toda la cama para mi
…confiar de nuevo y volver a fracasar
…reconstruir la felicidad con los pedacitos que quedaron
…despertarme sola y con una sonrisa
…tolerar el fracaso
…dejar de lado la culpa
…extrañar sin llorar
…aceptar
…volver a armar un proyecto de vida, esta vez de a uno
…asumir que algunos deseos es posible que nunca se cumplan
…pelearla aunque pareciera imposible
…no rendirse y seguir intentando
…no volver a caer en el mismo error

Y ahora que logré mucho de todo esto, después de tanto esfuerzo, ahora que puedo dormir sola y despertar con una sonrisa, ser feliz solo con amanecer día a día, ahora que se que los proyectos de a uno van a funcionar de todas maneras, que la culpa no sirve, y que si se extraña lo bueno también hay que agradecer tener algo para extrañar, ahora que aprendí a soñar de nuevo, a aceptar el fracaso como una enseñanza, a no bajar los brazos a pesar de todo…

Ahora que logré todo eso…

Estoy segura que va a aparecer alguien que me va a recordar cuanto mejor es dormir de a dos, cuanto más fáciles son los proyectos que se comparten, me va a convencer que todo lo que daba por perdido es más que posible, alguien en quien voy a volver a confiar…

Y todo va a volver a empezar. Y toda la fortaleza que construí va a desaparecer para apoyarme nuevamente en una pared que sostiene otro. Y todos los logros que tanto esfuerzo me costaron van a parecer fracasos ante la felicidad recién construida. Voy a sentir que perdí el tiempo durmiendo sola. O mal acompañada. Y voy a volver a sentir esa mezcla de felicidad con terror a que la pared se caiga.

Y algún día, posiblemente la pared se vuelva a desmoronar.

Y ese día, no sé si voy a tener las mismas fuerzas de hoy para redescubrirme…

lunes, 8 de febrero de 2010

Nada mas sexy

Lunes, 8:30 am. Panamericana atestada de vehículos. Accidente adelante. Circulamos a 20. Al lado mío, joven de unos 30 y cortos, ventanilla baja, rock a volumen considerable, cantando y haciendo ritmo en el volante.

Me enamoré.

Ni siquiera le vi la cara. Me enamoré de su felicidad. Y obviamente, aún a varios metros de distancia, me contagió.

Nada más cierto que el hecho de que la felicidad hace a las personas más hermosas.
Es como si desde la sonrisa se viera el alma, o sus ojos reflejaran dicha. Y lo bueno es que indefectiblemente contagia.

Es casi imposible estar al lado de alguien feliz, y no contagiarse. Hay que tener el alma muy oscura para resistirse.

Y si esa felicidad justamente parte de la persona que tenemos al lado, y sabemos que contribuimos a generarla, mejor aún.

Será simplemente así? Tan fácil? Encontrar a una persona feliz, compartirlo, y alimentar esa felicidad día a día? Será esa la fórmula del placer?

Muchas veces relacionamos la felicidad con una especie de sana ignorancia de la realidad. Y puede ser. Cuanto más pensante somos, más nos apesadumbramos por cosas que no tienen solución, porque no podemos aceptarlo, o porque simplemente nos creemos capaces de cambiarlo. Ahí es cuando ayuda esa sana ignorancia.

O quizá sea exactamente al revés. Que solo una inteligencia superior es capaz de abstraerse de lo malo y dejar solo lo que lo hace feliz, y lo más difícil, recrearlo y alimentarlo para que dure en el tiempo…

O tal vez ambos extremos sean los únicos capaces de ser simplemente felices.

Como sea, estoy convencida de que no podría compartir mi vida con alguien que no tiene la capacidad de ser feliz. O que, por el contrario, la tiene pero se empeña en no permitirse serlo.

Como siempre digo…no hay nada más sexy que un hombre feliz…