Ollantaytambo. Camino de Machu Picchu a Cuzco. Todos dicen que el Valle Sagrado es un lugar mágico, que invita a la paz y la reflexión, y nada más cierto.
Luego de tantas sensaciones mezcla de asombro, sobrecogimiento, euforia y paz, llegamos a una antigua casona donde funciona un restaurante, alejado del camino, casi escondido.
Estoy sentada en unos escalones de piedra, frente a una barranca florida, un escenario que parece montado de tan perfecto. Enfrente, un río y una montaña tan cercana y empinada que parece avanzar hacia mi. En ese momento me surge un pensamiento: yo podría pasar el resto de mi vida en este lugar...pero...podría?
Como podemos saber si lo deseamos por el contraste con lo que menos nos gusta de nuestra vida actual, o si realmente es lo que queremos?
Como sabremos cual es el lugar en el que el camino de nuestra vida desemboca?
O es que la vida es un camino sin fin, y solo se trata de seguir?
El camino del Inca tiene cada 5 kilómetros lugares de descanso y reaprovisionamiento para el viajero, y cada 30 kms, ciudadelas para vivir, y quedarse o seguir.
Seguiremos siempre como caminantes de paso? O encontraremos nuestra ciudadela en la vida?
Quizá ya la encontramos, solo que el cartel que indica el próximo pueblo resulta tan tentador...
martes, 22 de enero de 2008
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