sábado, 25 de abril de 2009

Dolores repetidos

Tengo que ir al dentista. Me duele una muela. Hace rato, pero se que si voy, va derecho a la extracción. Y duele.

Pero después me acuerdo que quedarme así también duele, y si no hago nada va a seguir doliendo. En cambio si me la sacan, duele un poco, y después pasa, y todo está bien. Además ya pasé por esa experiencia. Entonces ya se que el dolor es fuerte, pero también se que pasa.

Distinto es la primera vez. Uno no sabe lo que le espera, entonces el dolor es desesperante y uno piensa que no va a terminar nunca.

Mientras lo pensaba, me acordé de los dolores de alma, que suelen ser peores que los de muela, porque arrancar algo del alma no es tan sencillo.

Pero en definitiva es más de lo mismo. Dolores que no se soportan, decisiones que se postergan, y al final, todo pasa.

La diferencia es que el agujerito que queda donde estuvo la muela no vuelve a doler nunca más, pero los huecos en el alma de amores fallidos, cada tanto se mandan un revival, que reaviva el dolor.

Aún así, deberíamos ser más arriesgados al momento de amar. Si sabemos que por más que algo falle, y tengamos que sufrir la pérdida del amor, el dolor siempre pasa. Peor y mucho más doloroso es negarse a amar porque puede doler. Es como negarse al dentista cuando la muela duele.

Pero el miedo nos puede. Y no debería. Ya sabemos lo que nos puede pasar. Y ya sabemos como se resuelve.

La otra opción es ir por la vida con el corazón enjaulado. Pero sería como andar por la vida sin dientes para que nunca duelan. Y nos perderíamos el placer de masticar una buena tira de asado…

Si pudiera conseguir un poquito de anestesia para el alma de modo que el dolor sea menor…no dudaría ni un minuto en seguir entregando mi alma sin medir las consecuencias…

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