domingo, 19 de julio de 2009

Al alcance de la mano

Yo se que siempre está ahí. En las buenas y en las malas.

Que estuvo cuando las cosas estaban muy mal para mí y necesitaba un abrazo.

Está cuando estoy feliz, y tengo ganas de salir, correr, volar…y me acompaña.

Sé que no importa de qué magnitud es lo que me preocupa, es el problema más grande del mundo. Porque a mí me preocupa.

Está para acompañarme con una coca, un baileys, o para tomarse todo el Amarulla de mi heladera.

Sé que no me aburro. Ni se aburre conmigo. Aunque sea una cena lloriqueando, una noche de parranda en grupete, o tomar sol sin hablarnos y escuchando música, aunque no compartamos del todo los gustos.

Disfrutamos una tarde cantando a los gritos abrazados por la calle, sin importar que la gente mirara.

Nos emocionamos. Por una tontería. O por varias…pero que en ese momento eran lo más lindo que nos pasaba. O que le pasaba a alguno de los dos

Compartimos confidencias. Nos contamos cosas que jamás le hubiésemos contado a otro.

Sabe cuando estoy mal, y a pesar de conocer mi testarudez, insiste hasta que me saca de donde esté, y me hace sentir mejor.

Así es cada uno de mis amigos.

Algunos lo son hace más de 20 años, otros un poco menos, y alguno más reciente pero que llegó para quedarse.

Con alguno estuvimos perdidos y nos reencontramos.

Con otro nos redescubrimos.

Alguno es un “amigo con privilegios”, algún otro fue alguna vez algo más que mi amigo, y otros son mis hermanos del alma…

Y a todos los une la característica de ser amigos de fierro.

Y eso explica el porqué cuando uno tiene buenos amigos, aprende a serlo también, y esas amistades duran toda la vida.

Ellos entienden si no tengo ganas de salir, si desaparezco un tiempo porque me enamoré, si los llamo llorando por alguien y al otro día eufórica porque al fin llamó, si tengo días de no moverme de la cama y otros de no parar un minuto…y para cualquiera de esos casos…siempre están!!

Me torturan cuando no logro sacarme a alguien de la cabeza, me recuerdan lo que ya no quiero recordar, son crueles cuando deben serlo, y se callan cuando saben que no es momento de decir lo que no quiero escuchar.

Y sé que nunca voy a tener que elegir entre una pareja y ellos. Porque sé que van a estar igual.

Porque sé que no importa a quién tenga al lado, no importa si ya no salgo con ellos todos los fines de semana, no importa si no les simpatiza…van a estar ahí.

Y por eso no los cambio por nada en la vida…

No importa cuántos desengaños amorosos tenga, cuantas veces fracase en la vida, yo lo voy a volver a intentar porque sé que ellos, siempre, van a estar ahí para ayudarme a superarlo.

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