Ayer vole en parapente. Es una sensacion espectacular, mezcla de adrenalina, miedo, felicidad, libertad...igual que cuando empezamos a sentir por alguien esas cosquillitas que sabemos se van a convertir en amor.
Al momento del despegue todo es miedo. Y aunque uno no quiera pensar en lo terrible que seria una caida, y apague el cerebro para no tener miedo, es imposible. Pero aun asi, no se suelta del arnes. Y sin poder distinguir entre el masoquismo y el camino a la felicidad, nos arriesgamos.
Luego empieza el vuelo, y la adrenalina es tal que la sonrisa no se borra. Uno mira el acantilado calculando el impacto y aun asi es imposible parar. Cada vez quiere volar mas y mas alto.
Y le sigue la paz del vuelo, el disfrute de la felicidad de estar, al fin, en el lugar adecuado, en el momento justo. Y desde alli arriba, los problemas se ven tan pequeños que todo parece tener solucion, y nos sentimos capaces, siempre que tengamos el parapente con nosotros, de lograr todo lo que queremos en la vida.
Y aunque el vuelo termine, la sensacion queda, las cosquillitas se acrecientan y la sonrisa no se borra.
Igual que cuando nos volvemos a encontrar con la persona adecuada en el momento justo...
lunes, 15 de marzo de 2010
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