sábado, 16 de agosto de 2008

La mujer en la que no me quiero convertir

Cuando era adolescente, tenía una amiga que desde chica escribía en un diario todas las cosas que le molestaban de sus padres, para leerlo cuando fuera madre y no hacérselo a sus hijos.

Lamentablemente, no la volví a ver para saber si su método había funcionado, pero siempre me pareció excelente la idea. Seguramente cuando uno cambia también cambia el cristal con el que mira las cosas, pero es una buena gimnasia eso de ponerse en los zapatos del otro, aunque sea por un rato.

Hace unos días recordaba esto hablando con un amigo acerca de lo insoportables que se ponen esas reuniones en las que todos están casados y con hijos, y cuando se juntan los hombres se unen por un lado para hablar (del ascenso que le dieron en el trabajo al tarado ese que no lo merecía, del partido de Arsenal con Sacachispas, o del traste de la nueva secretaria) y las mujeres del otro para quejarse (del colegio de los chicos, lo caros que están los Huggies, lo resfriado que estuvo Juancito la semana pasada…y ni te cuento de las paperas de Constanza!).

Obviamente, como estoy del lado de las que aun no son madres, no tengo idea de que se hace con un chico con paperas, y apenas si reconozco que Huggies es una marca de pañales. Entonces termino con los hombres, criticando el traste de la secretaria nueva (esperen un par de años, lo tiene así porque es chica y todavía no sufre la ley de gravedad…ya va a necesitar pilates 3 veces por semana!)

Y extraño la época en que mis amigas eran solteras como yo y hablábamos de otras cosas apasionantes…HOMBRES!. Pero claro, la desubicada soy yo…

Y pienso que si en este momento escribiera un diario como el de mi amiga de la adolescencia, sería algo asi:
- No quiero ser madre y dejar de ser mujer
- No quiero convertirme en quejosa
- No quiero vivir pensando en los problemas de la casa
- No quiero dejar de filosofar
- No quiero que deje de divertirme charlar de hombres con una amiga

Podría seguir…pero creo que ya a esta altura violé un par de preceptos…y es difícil crecer sin cambiar…

Posiblemente, el crecer implica que todos los No Quiero de hoy se conviertan en otros No Quiero, y ya no tenga nada que decir de los hombres, y que ser madre me llene más la vida que ser mujer (espero que eso al menos no me pase…negociemos…aunque sea que me llene de la misma manera). O quizá no queremos crecer…porque eso también duele

En fin, mi diario ya está iniciado, este blog es testigo…y si no cumplo, que Bill Gates y Blogspot me lo demanden.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El sábado es tan gris, me hace juego con el cuore. Estoy en mi depto, solo, escuchando a Bill Evans y leyendo a Daniela, sus tantos no quiero ... no parece que haga falta un diario. Ya lo llevamos en la piel. Y crecer no duele, se crece de todos modos(te vas a poner vieja igual). Duele encontrar el propio deseo. Te duele descubrir tu "Sí Quiero". Buscá en tus sombras, flotá con tus fantasmas. Descubrite !! Sí y deja de quejarte. Me gustó tu letra, me podés regalar otra? Bueno, volveré a ver si encuentro tu regalo. Por hoy Chauss. (Ya que te negás a dejar el filoso arte, te dejo una frase T.Adorno "todo lo nuevo y distinto es una repeticiòn de lo antiguo y conocido")

Unknown dijo...

Me rindo.... seguiré creciendo cada día a partir de los deseos... y de las cosas que no deseo, será que cada segundo de la montaña rusa no nos permite ver solo UN horizonte? ¿será un adolecer mas tranqui?... no importa, por suerte la muerte nos da toda una vida de ventaja.