domingo, 24 de agosto de 2008

Perros y gatos

Todos tenemos algo de animales. Algunos más que otros. En especial cuando comparamos actitudes, que lejos de ser racionales, se parecen mucho a las del reino animal.

Y hay dos ejemplos más que claros en esto, y diametralmente opuestos: los perros y los gatos.

El gato tiene fama de hacer lo que quiere. Se va cuando quiere, no avisa, desaparece en busca de aventuras en los tejados, parece no necesitar a nadie, pero vuelve a buscar la comida, porque sabe que la tiene segura, y es tonto hacer el esfuerzo de cazar para buscarla cuando sabe que existe un plato listo en casa, donde lo esperan sin reproches, sabiendo que las escapadas son parte de la naturaleza del gato

El perro tiene su característica esencial en la fidelidad: no importa si estamos de mal humor, o si no tenemos ganas de darle bola, el perro está siempre ahí, esperándonos, moviendo la cola, demostrando su felicidad de vernos más allá de nuestro rechazo. Y solo espera una palmadita, una caricia, o que de vez en cuando le juguemos un rato con la pelotita. A pesar de que se pueda malhumorar alguna vez, le es fiel a su humano más allá de toda lógica.

Si hay algún parecido con humanos (se me ocurren un par…) no creo que sea pura coincidencia.
En algún momento de la evolución de las especies se deben haber mezclado los genes. Y aunque hay gatos un poco perros y perros un poco gatos, sus características principales siguen mandando.

Hay gente que prefiere los gatos, y otra a los perros. Será así con los seres humanos?

Preferimos al gato, porque no nos gusta la gente dependiente ni sumisa, pero después queremos que tenga la fidelidad del perro?
O queremos al perro, porque es fiel y nos ama incondicionalmente, pero de vez en cuando necesitamos a alguien que nos demuestre que no nos necesita, como el gato, para acordarnos de lo importante que es mantenerle el plato de comida disponible para que vuelva?
Y si nosotros somos perros…preferimos otro perro? O un gato?

Quizá ahí está la clave de porque a veces en las relaciones, nos peleamos como perros y gatos…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, que suerte encontrar una palabra!. No tenemos algo, somos animales. Y el racionalismo murió hace un par de siglos. La única diferencia es que tenemos lenguaje, y es por esto que no sabemos lo que decimos. (Espero tenga usted el buen gusto de saberme disculpar, ya que soy un animal que no tiene idea de lo que dice). Eso de que el gato vuelve por el platito de comida es una fantasía tuya, no? Más bien parece que el gato vuelve a su territorio, a su "lugar". No se irá aunque no le den comida. (Jamás un gato murió de hambre). Y tiene la amable actitud de compartir ese "su lugar" con vos u otros de esos que se piensan "humanos". Y no hace lo que quiere, vive y muere en su "ley". (Hoy estoy como peleador, viste?, guau guau) El perro es más parecido a nosotros, pero tiene esa cosa simbiótica que molesta un poco. Lo que he notado es que los dueños se suelen parecer al perro. Un juego de espejos. Serán demasiado narcisistas los que tienen perro? Y los que tienen gato? Se dirán: mi gato es libre y hace lo que quiere (no como yo que llevo una vida de perros)?. Me hacés enredarme en tu juego dialéctico de perros-gatos. Vos, en tu foto.
Que pienso que es tuya, más bien parecés una mariposa tostada. Espero te gusten mis irreflexiones. Perros y gatos son ideas que inventamos. Es todo metafórico tu comparación con lo humano. Es Buena. Y si, yo soy medio perro y la verdad no prefiero nada, perra o gata me es igual. Si la quiero
me la banco como es. Esa me parece la clave. Te dejo otro guau: yo, que soy más grande que vos (ojito nena) nunca me peleé (se conjuga así??) como perro y gato. Se pelean como se pelea mucha gente porque pretenden que el otro sea lo que uno quiere (otra vez los espejos), el espejo de nuestros sueños. Y no, un otro siempre es un otro. Se pelean porque no se quieren, lo que quieren es su imagen espejada en el otro. Me voy para no espantarte. Solo creo que uno quiere de verdad a otro cuando lo "soporta".
Siempre hay algo que soportar. Porque a imagen y semejanza del deseo no existe nadie.
Chau, gracias por escribir, gracias por permitir comentar.