miércoles, 27 de mayo de 2009

Rewind

Fin de semana largo, que pintaba movidito. Noche del viernes para el recuerdo…sábado amaneciendo muerta, con la típica y extraña combinación de ojeras y sonrisa. Aprovechar el día a full, y salida a la noche con amigos: cena en Palermo, pub por el otro Palermo, boliche en Cañitas, rotation por San Isidro…noche que termina casi de día. Como a los veinti…

Domingo que decido quedarme en casa; uno puede intentar comportarse como de 20 años menos pero el cuerpo se da cuenta…hasta que hay cambio de planes, difícil que diga que no a una propuesta de diversión…y termino durmiéndome nuevamente a las 4 am…

Tres días seguidos, suma de horas de sueño: 10…como mucho.

Hasta ahí genial. O no. En verdad en esos momentos me siento que involuciono. No me olvido de la frase que dice que si a los 40 haces lo mismo que a los 20 es que te perdiste 20 años de vida…

Y como la realidad tira, sé que puedo pasarla genial viviendo de esa manera, y sé que lo voy a seguir haciendo…pero siempre la historia de diversión desenfrenada, tiene su parte negativa: cuando se termina, no queda más que cansancio, algún buen recuerdo…pero indefectiblemente vuelvo siempre a la sensación de que prefiero dormir cucharita y ver una peli en la cama, que pasear por todos los boliches de Buenos Aires los fines de semana. O al menos, un buen equilibrio…que para mí sería 80% cucharita y 20% boliche…bueno…podría estirar ese 20% si el que está al lado mío de vez en cuando lo comparte.

Entonces decido intentar dormir temprano el lunes a la noche…para recuperar algo de sueño y no aparecer como zombie en la oficina. Pero tomo nuevamente la decisión equivocada: se me ocurre cubrir la fase “peli en la cama” (sin cucharita esta vez) con un par de películas románticas tontas… El Descanso: dos mujeres abandonadas por sus parejas que van a la otra punta del planeta para olvidarlos y obviamente, conocen al príncipe azul…que solo existe en las películas. Y para terminarla de arruinar, la otra peli: Postdata Te Amo…el marido que arregla luego de su muerte que su mujer reciba cartas de amor que la guíen en la recuperación de su vida…un acto de amor digno de Shakespeare…que solo existe en las películas.

Balance: mi finde de frivolidad, aturdimiento, y diversión sin nada de emotividad terminó convertido en una caja completa de pañuelos de papel mojados en llanto…

Yo me pregunto: no debería haber un estudio del impacto emocional de esas películas en las personas? En especial en las personas que prefieren “peli y cucharita”?

Deberían venir con un prospecto, que hable de Contraindicaciones, precauciones y advertencias:
“Contraindicado en caso de añoranza extrema de él/ella. Mantener alejado de personas emotivas y/o con daño emocional moderado a severo. Utilizar con precaución combinado con lujuria y diversión. En caso de sobredosis, correr al boliche más próximo a su domicilio”

O, como en algunas películas, deberían advertir:
“Toda semejanza con la realidad es absolutamente imposible. Estas cosas NUNCA le van a pasar a ud. Intentarlo es sumamente peligroso para su salud mental”

Será una buena idea contratar a un abogado y demandar a Hollywood por daño emocional??

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