martes, 9 de junio de 2009

Historias de novela

Hace poco me contaron una historia más que romántica, verdadera, contada por su protagonista, una señora que ya ha pasado los 60 y vive en un hotel que fundó en un pueblito de Jujuy.

La historia es más o menos así: Ana vivía en Belgrano y solía viajar a Jujuy todos los años porque tenía familiares allí y sus padres algunos negocios que atender. Así pasó su infancia, adolescencia y no tanto, disfrutando juegos, y luego charlas y mate con Tito. Los veranos pasaron, se fueron enamorando…pero además de la distancia, Tito tenía un problema: no quería casarse. Estaba absolutamente decidido. Ana intentó esperar un cambio de opinión, o algo que demostrara que “el amor es más fuerte” pero no hubo caso. Decidió un día dejar ir a Tito, y no volvió a Jujuy.

Al tiempo Ana se casó, tuvo 2 hijas, se separó...y un día estando triste, una amiga le regala un Buda y le dice pedile lo que quieras! Y Ana le pide al Buda: “mirá más vale que me traigas al amor de mi vida, porque ya me estoy cansando de estar sola!”

Mientras tanto Tito, soltero, fiel a sus principios, va a comprar un auto a una concesionaria en Jujuy y cuando están en medio del tramiterío ve que el auto había pertenecido al tío de Ana. Se le remueven los recuerdos, y empieza a buscar a Ana por todos lados….hasta que consigue su número de teléfono en Buenos Aires.

Sin saber si Ana estaba casada, soltera, viuda o si todavía vivía, la llama. Al día siguiente del pedido de Ana al Buda.

Se vuelven a ver, se vuelven a enamorar, mantienen una relación de Jujuy a Buenos Aires por unos meses, hasta que Ana recibe de Jujuy una llamada, en la que le dicen que Tito está muy mal, internado en terapia intensiva.

Ana vuela a Jujuy, y Tito, en el lecho del hospital (les juro, es verdad!!!)…le propone casamiento!
Se casan, ahí, en el hospital. Tito se repone, y viven juntos en Jujuy hasta que Tito muere 15 años después.

Esas historias suelen ser de novela. Una no espera que los hombres cambien, ni siquiera 20 años después. Entonces prefiere dejarlos ser y ceder en lo que se pueda…o dejarlos ir.

Ana eligió dejarlo ir. Pero Tito, en su corazón, nunca la dejó ir.

Habrán pensado en algún momento, que hubiera pasado si lo intentaban antes? Se habrá arrepentido Tito de los 20 años perdidos? Se habrá planteado Ana que hubiera pasado si ella lo esperaba, al menos unos años más?

Es cierto que es muy difícil tener siempre la suerte de enamorarse en el momento justo de ambos. O la paciencia para esperar que sea el momento adecuado del otro.

Pero cuantas oportunidades dejamos pasar en nuestra vida? Están las que la vida nos recrimina en algún momento, haciéndonos notar el error y dándonos la oportunidad de repararlas.
Pero están las otras, las que nunca nos enteramos lo que perdimos. O al menos, no nos enteramos a tiempo…

Conocen alguna fábrica de Budas abierta las 24 hs??