viernes, 25 de mayo de 2012

In...dependencia?

Cada vez que se corta la luz, paradójicamente veo más claro como dependemos cada más de un montón de cosas. La oscuridad la resuelvo con las velas, pero no me sirven para mantener congelada toda la comida del freezer y ahí prendo más velas pero para rogar no perder la compra entera del mes en el supermercado. Y en un par de horas también me quedo sin agua.

Y ni contar con la desesperación de la falta de internet que trae asociada. En cualquier momento empiezan los temblores de la abstinencia y el sentirse fuera del mundo solo se calma por la bendición de los teléfonos inteligentes que nos mantienen dentro siempre y cuando el Dios Movistar nos escuche.

Y junto con la luz, la oscuridad ayuda a enumerar mentalmente todas las cosas de las que dependemos en la vida: auto, gas, teléfono, celular, aire acondicionado…y no podemos entender como de chicos éramos felices con la mitad de esas cosas.

Haciendo memoria (para eso la oscuridad es buenísima) trato de imaginar en que momento algo que era un privilegio se convirtió en una necesidad, y cuando y como fue que se volvió dependencia. Porque no es lo mismo necesitar internet que no saber ni como llegar al obelisco sin googlearlo. Ya hoy no es necesidad. Es dependencia.

De nuevo…no puedo evitarlo. Otra vez la oscuridad ayuda…tenemos esa dependencia también con el amor?

Acá no se si pensar que esto cambió con el tiempo o es que lo veo claro porque está oscuro. Pero lo real es que cada vez veo más gente que no puede ser feliz sin “tener”. Sin tener un amor, sin tener cosas materiales, sin tener éxito laboral…o aún teniéndolo, no alcanza.

Si el amor que tengo no es un príncipe azul entonces no me sirve. Tal como pensar que si no tengo el último modelo de blackberry el teléfono es una porquería. No era que servía para hablar? Desde cuando nos olvidamos que el teléfono era para hablar? Será desde el mismo momento en que dejamos de pensar que el amor se da, y no solo se recibe por derecho divino?

Es todo una carrera para llegar a un lugar al que nadie sabe ni como ir, ni que va a hacer cuando llegue.

Convertimos necesidad en dependencia. Y si necesitar es positivo, depender no lo es. Según Wikipedia, otra dependencia de nuestros días, necesidad es una sensación de carencia unida al deseo de satisfacerla. Hasta ahí todo bien. Si necesito comer, me preparo un sándwich y listo. Ahora la definición de dependencia, está más ligado a la adicción y subordinación, lo que ya suena feo hasta de escribirlo. Y en ese caso no alcanzaría con el sándwich. Sería algo así como que si no tiene jamón crudo no como. Y ahí no resuelvo la necesidad. Y sigo con la sensación de carencia…

Pasado a los afectos, parece que la necesidad de ser feliz se convirtió en la dependencia de que alguien me provea de la felicidad. De que aparezca el hombre de nuestra vida, o el trabajo perfecto, o ganarme el quini sin jugar. Como si algo de eso fuera garantía de felicidad

Y el tema es que cuando a pesar de conocer a alguien que creemos es EL hombre, si la felicidad no llega, seguro no era lo que necesitábamos.

Y así seguimos. Necesitando siempre de algo o alguien y dependiendo de un imposible.

Al final, la culpa la tiene el que cortó la luz

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